¿Desde cuándo se ha negado la nostalgia ligada al reciclaje, o la recuperación de lo precedente? Pensemos en los 50 y sus Credos del buen Consumidor, respecto de lo nuevo material, mientras los sujetos sociales se han ido disociando cada vez más. Esto tanto por la presión ejercida para no ser excluidos como
por otro sin fin de motivos a estudiar todavía para rezar tales credos.*
Algo ha explotado, y que lo recoge también el 15-M aquí en España. Siempre hemos reciclado, en la cocina, en el armario, con los aparatos electrodeomésticos, todo tipo de objetos, arte, artesanía (viejos dilemas si esto o esto otro) anonimato, necesidad...aún más para estudiar .
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Eso no es repetir a secas, significa dar una continuidad escogida por el acto del reciclado. De modo que el sujeto actúa objetivando su necesidad, deseo y posibilidades que se traducen en y con algo apartándose del de
stino clasificatorio hegemónico.
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La nostalgia se convierte en un bien dado que la acumulación de excedentes en nuestra cultura ( la que no tiene precedentes) por lo que poseerla, contrariamente a otros momentos favorece al medio y a todos otros ámbitos poniendo en práctica estas supuestas nuevas, a veces o repeticiones, según se miren, prácticas sociales con los objetos.
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¿Por qué esta noticia resulta tan fijadora deformando la acción al concebirla? ¿A dónde nos quieren enviar de la historia del siglo XX? ¿ A qué nostalgia se refiere?
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El artículo hace pensar, no obstante estoy en desacuerdo con él. Pues equipara la construcción social del reciclaje como algo nuevo, cuando no lo ha sido sino que lo nuevo es su reconocimiento, como lo es también su necesidad, entre otros tantos aspectos cer
cenados, para que funcionara la máquina consumista sin freno. Pero, la máquina se paró sola y una de las formas que se encuentran para echar su andadura, nuevamente, es elaborar teorías que no dejen ver los reales enlaces entre pasado, presente y futuro para la práctica social del reciclaje.
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Es tan fuerte la religión de lo nuevo que se acaba buscando cualquier modo para engancharse a su tren y sin bajarse de él además. A pesar de ello, ya se sabe que es más cuestión de de posiciones y contextos que de tiempos únicamente y el tema exige cada vez estudios que en lugar de banalizarlo lo profundicen.
El País
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