Uno de los principios del reciclado, de los más elementales, se centra en volver a usar. El otro antes de llegar a reciclar, pensar si se necesita tal o cual objeto y no enviar todo "al reciclaje" (otro nuevo destino). El concepto de basura se parte en mil subpedazos a partir del consumo compulsivo: las bolsas de plástico son un síntoma alarmante de lo que cuesta la insaciabilidad. Cuando te ponen en las narices bolsas y más bolsas, no te están dando bolsas, te están mostrando un vacío de tu imaginario para llenar, ese es el cometido de ese prodidgiodo regalo. Y, qué haces? Reaccionas a llenar, por ende, más bolsas, más y más, pero no lo mejor para tí porque han logrado que no pienses sino que llenes. Las consecuencias son más que lamentables. Ahora quieren poner el almidón d ela patata para fabricar bolsas para no contaminar dicen... sino para que no se note tanto, porque cantan las barbaridades de nuestro sistema porel volumen de los deshechos. Un día son las bolsas otro otra cosa...Es antiguo para cualquier analista de los consumos, hasta de la arqueología, observar lo que se deja, pues lo que se consume siempre desaparece rápido. Ambos sumados nos dan el volumen total del consumo de modo que hoy consumimos para tirar porque nuestras necesidades, en la sociedad de la abundancia, están excedidas porque son creadas artificialmente y acaban en la basura también con ellas. Pero aún más vacías las necesidades humanas y destrozadas como las bolsas de plástico que enredan a las tortugas en el fondo del mar. Nuestro interior, (palabra vista como hippie hoy), necesita ser satisfecho y a la vez estar vacío para impulsar los pasos a dar en la vida y las bolsas nos traban esos orificios espirituales que son tan necesarios como las ventanas de una casa. Hace unos cuantos meses con un grupo de amigas y amigos juntamos bolsas de plástico para aplicar la reutilización de las bolsas en el fraccionamiento y distribución de alimentos que los excedentes de la industria alimentaria llegan a generar- otro elemento para analizar- pues a cientos de centros de la ciudad llegan toneladas de ellos que se distribuyen entre miles d epersonas que acuden a buscarlos. Hemos podido observar los comportamientos más mecanizados e insospechados hacia las bolsas. Os invito a observarlo, decirlo, juntar bolsas y llevarlas a centros de distribución de ropa y comida en vuestros barrios, guardarlas, no tirarlas, reutilizarlas, porque se puede tomar el el toro por los cuernos. CM
El País
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