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No leí libros completos de él todavía, aunque siempre párrafos, pasajes y entrevistas, como también su informe Nunca Más.
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En silencio, recuerdo en medio del terror, en la tele, con la palabra frenó a un periodista pedante que celebraba la noche de fin de año como si todo fuera fantástico. En una posición completamente negadora así el locutor mostraba su preocupación por hacerle callar con una copa en alto. Me sentí aliviada que entre tanta desfachatez y soledad, en medio del terror, de los siempre buenos con risas destinadas, nada más y nada menos que al ocultamiento, que alguien fuera tan honesto, me dio oxígeno y me ayudó. Brindó triste aclarando que pasaban cosas muy terribles para sentirse alegre. Fue después del horror que, no por causalidad, se le encargara el informe sobre las y los desaparecidos durante la última dictadura.
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Este hombre amaba el saber, la física, la literatura, al pintura...amaba la vida ética junto a una tristeza justa que desenmascaraba a cualquier negador de la realidad, eso era todo. No hay sólo personas tristes existen contextos y épocas que no pueden ofrecer otra postura.
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