Nunca os habéis preguntado el porqué de los siempre buenos y que de repente una se queda boquiabierta de como te ponen la pata? A veces yo me he respondido que para llevar el guión de la bondad que marca la iglesia hay que identificarse tanto con ella que empieza a surgir en los sujetos una especie de autoedificio de valores, tan antihumano sobre la bondad que acaba haciendo verdaderos/as seres disociados de su propia humanidad. Se autoven como niños jesuses (delirio), siendo unos buenos/as diablos/as y te la endosan en cuanto pueden,además con formas que las personas libres de toda eso nos quedamos estupefactos.
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Como antropóloga sé que la generosidad es un acto de múltiples lecturas y que la iglesia si bien la practica, se la apropia como la única para sus fieles, algo que tampoco es cierto, pero es que se autoproclama tantas cosas como propias que no lo son!!! (para reflexionar sobre esta práctica religiosa)
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La ayuda lo hace de una forma que a la postre nunca se sabe para quien ha sido verdaderamente el don. Cuando uno estudia el itinerario y sus impactos sociales del don aprende a ver que el que puede dar siempre es por algo que siempre sea él que da y no otro.
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La población rumana acogida y luego expulsada con dinero, resulta sencillamente una muestra ejemplificadora de como se da ayuda, el sentido de la limosna cuál fue y es: uno sería sostener a quien da no a quien recibe.
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Poder visionar este aparato invisible del dar y recibir se encuentra muy lejos de lo que es un reconocimiento, el alimento y la circulación de bienes para el fortalecimiento de los lazos sociales, del agradecimiento.
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La iglesia y sus más fanáticos seguidores reproducen tales comportamientos porque en ello estriba gran parte de su continuidad, dar y poco para perpetuarse, denigrar a quienes se independicen de tal acto pero además con guante blanco.
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Con los años, después de haber conocido y conocer la institución y gran parte de sus seguidores, al estudiar los perfiles que inocula en la feminidad, en los estudios de género, sobre todo, y en nombre del amor a los semejantes está más del lado del cinismo por la postergación que padecen que otra cosa.
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En Antropología debemos observar las tensiones en práctica y discurso desde mil ángulos. Es un trabajazo realizarlo (palabra incompatible para las y los religiosos que lo desechan por el prestigio que ofrece no pegar golpe como si se fuera un/a elegido/a de Dios por lo que también condice la autocreencia de la superbondad) a veces, otras no tanto.
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Este hecho de los rumanos es tan grotesco como ejemplicador de millones de acciones que en nombre de la ayuda se realizan. La población rumana donde vaya cumple una función social muy oculta que juega con la ceguera cómplice colectiva. Los estudios sobre esta población son intersantísimos pero sólo se conocen a las limosneras callejeras y los chatarreros, estos últimos verdaderos artífices de multinacionales que amasan fortunas incalculables. Un teatro sórdido sobre su pobreza se mantiene, en parte, para tapar a quienes les explotan. Un teatro que cada tanto se le cae el decorado cuando faltan los cables del alumbrado público y los sobornos no alcanzaron las expectativas del funcionario de turno. ..y ahí está la iglesia, con su habitual generosidad acogiéndoles y luego echándoles con 500 euros, qué habrá pasado en realidad para la recibirles primero y echarles después? Es que ella desconoce el teatro?
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El País
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