Hace algunos años me deprimió, enormemente, darme cuenta que en la sociedad que vivo, no sólo predominan larvas y harenes, sino que destacan en la vida social privada o pública. Superado el shock inicial, como antropóloga, me dediqué a observar y llegué a estas claves y tipologías que engloban a hombres y mujeres en ambos sentidos, bueno, cabe decir aquí que unos no podrían estar sin los otros.
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Este doble tejido de cientos años asentado desde una perspectiva histórica en factores religiosos, del parentesco y el poder político, se le agrega una práctica social enhaltecida del teatro, y la transferencia de lo propio nunca resuelto en el otro, es decir, una distinguible capacidad de delegación sobre el otro que el nacional catolicismo le proporcionó la urdimbre con el discurso contrario al trabajo. Que lo hagan otros, es el mensaje de la urdimbre, es decir, los y las infieles, los y las extranjeras...y que mejor que convertir siempre en otros, con fuertes discursos identitarios y discriminatarios para perpetuar el apoltronamiento de las larvas y los harenes en sus urdimbres?
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Siento verdadero asco por todos ellos, pocas veces me ocurre, pero lo siento desde las entrañas, no lo puedo ocultar, me roza la repugnancia porque además, sé, a ciencia cierta, de donde proviene tal tipo de comportamiento. En otra época me hubiera ido, ahora no, denunciaré, escribiré, y estudaré en profundidad la máscara de los larvales y las de los harenes, pondré al descubierto sus estrategias, su cinismo. No en una actitud quijotesca. No para salvar a nadie, sino por la ética de la que Morin hablaba el otro día frente a lo cual, éstos harenes y larvas, han desarrollado una espectacular capa de rebote y de ninguneo, que no s e sacude con nada más que con las terribles crisis a las que llegan y arrastran.
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La nausea me gana ante las larvas y los harenes, aún más con quienes se dicen criticarlos como plañideras insufriblemente interminables. Sobre todo cuando son jóvenes, me deprimen y viejos, profunda pena, pues son quienes los sostienen y se sostienen mutuamente.
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No es que no les perdone, mecanismo arragaido en todos ellos, NO LOS SOPORTO!!!
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Porque son la viva representación de lo árido y la hoquedad de la cloacalidad humana que son pero, claro con perfume de flores de rosas, cibernética, y mucha clase, por supuesto que todo lo tapa para, así perptuarse con un altivo y frecuente desprecio a todo, muy instalado en ellos para estar siempre quietos - otro mecanismo fácil de identificar - sobre cualquier movimiento hacia la vida que otro haga!!! Ellos no pueden y ni quieren moverse.
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No dan nada, chupan todo sin tapujos ni reparo alguno! Es fea la sensación que me desatan.
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Fijaros, os doy una pequeña clave, cómo caminan y cómo preguntan. La alternancia de pregunta y respuesta, y lo veréis de inmediato, subsumen nuestras víceras sin que nos demos cuenta para que los limpiemos, es decir hacer lo que ellos no hacen.
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Veréis, entonces, de una torre de excrementos sucios sobre una cara especialmente maquillada, materialmente o metafóricamente, o angelical. Veréis la de un dictador en la de un supuesto pobre sumiso que arrastra, al mejor estilo de Claire Bretecher, un cordón infernal, que le enrosca y arrastra de su madre y ella con el harén.
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Veréis cientos de miles que no hacen nada, no trabajan ni laboran , en términos de Arendt, son larvas y harenes en la calle, en la oficina, en la universidad, en el bar, en la plaza, en los grupos del día a día...se las ingenian como sea, para que otros les hagan sus existencias...
... pocos en esta sociedad piensan, quieren saber, porque no quieren muchos, y por lo que tampoco obran en consecuencia como individuos...son larvas y harenes los que predominan.
*una página del Cordón Infernal
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