Era muy joven, aún no era antropóloga pero ya había pasado por varios museos de etnografía en París, Genéve, de Buenos Aires...Lévi- Strauss ya era un nombre omnipresente en esos sitios y en las lecturas de ensayo, dominaba el centro de debates con amigos.
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El impacto mayor, recuerdo, de su palabra escrita fue hace más de 15 años cuando en la feria del libro de Genève, una editorial francesa regalaba puntos de libro con sus frases allí dispuestas sobre ellso con unos dibujos. Cogí uno, el que guardé durante esas semanas de exploración de la ciudad, a la que terminaría yendo a estudiar por primera vez Antropología, iría después un año más tarde...y de la que pasados unos cuantos años después también dejé leyendo "Raza y Cultura" para irme a la Amazonía peruana a trabajar.
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Lévi- Strauss tiene esa capacidad de concatenar a sus lectores en las acciones, queramos o no, lo consigue, porque además de escribir de modo formidable, no es sencillo, obliga a pensar,y repensar, aspecto que otros lo evitan lamentablemente consiguiendo más público pero no por eso antropólogos/as que piensen.
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Cumple 100 años, un símbolo viviente de la unión de la experiencia vital y la reflexión en su máxima expresión, pero por sobretodo, de lealtad a su trabajo. Estos días escuchaba las entrevistas radiales, releía algunos pasajes, observaba, además, esa circularidad que bien se le critica, a la vez el señalamiento preciso de ser uno de los más auténticos ecologistas del pasado siglo. Su casi obsesión por el mito, que en verdad nos contagia y con la que nos empuja a desvelar que es realidad de mito o proceso de...a cada paso con esa singularidad del tiempo en su persona. Para mí ha sido y es un maestro al que respeto y agradezco todo lo que da con su obra que a muchos y muchas antropólogas nos ha marcado.
1 comentario:
tristes tròpicos es un libro muy interesante donde no sòlo se informa, tambièn se reflexiona
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