La envidia no siempre es lo que parece, en muchos casos es sólo la tapa de una enorme vacío o de algo nunca visto por los fantasmas que disparan los miedos. No sé si son los españoles y las españolas los dueños de tal comportamiento afectivo (o desafectivo) cómo únicos, tal afirmación me deprime. La Antropología, tan nueva en España, nos muestra que pertence a todos los pueblos, lo que ocurre es que una suma de rasgos específicos históricos de esta población, los y las marca? En ese caso habrá que pensar, algo que tampoco es un valor social en España, y tampoco, mucho menos, por la sociedad de consumo .
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Para los que estudiamos las prácticas sociales podemos afirmar que un rasgo de infantilidad y narcisismo predominante, también, dado por el no pensar como valor, poca salida de resolución tienen y deja en estado de dolor latente, simulado en con el falso orgullo, en círculos sin salida, además, por lo ácriticos que son, d eahí que provenga el tópico incluso.
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En el estudio antropológico que realizo sobre la vida doméstica la envidia sale en las entrevistas, en las actitudes, en los destrozos de cosas, en los agravios comparativos, en uan suma de actos d eviolencia simbólica inceríbles como, no podían faltar las propias del género ..el concepto de" bien limitado" me resulta pobre, reduccionista, ya que en muchos de los que observo, no es lo material lo que les falta, es más bien procesar y aceptar lo que les falta, es tolerar la diferencia, la incompletud, la fragilidad humana, el malestar necesario para vivir en sociedad que sólo lo proyectan en el de al lado...por eso, sigo en la búsqueda de documentación al respecto para captar el dato etnográfico en el trabajo de campo y hacer el artículo.
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A continuación unas afirmaciones muy elocuentes, por cierto, de Fernando Fernán Gómez, y de otros de la historia de la humanidad como Aristóteles. En todo caso algo común en todos encuentro, es la inercia y cobardía...vaya pena los enfermos de envidia!
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