sábado, 13 de diciembre de 2008

Pensamientos: cuántas Albas silenciadas habrá?

Lamentablemente este caso muestra una vez más lo peligroso del sopapismo familiar y/o maternal, que este país padece, arrastrando todo el tinglado de autoridades, las que a su vez están sujetos a una construcción aumentada del valor de la familia porque si no este país, desde la época previa a la democracia, no funciona. Esta tapadera histórica oculta estas cosas.
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Patético pues esto se traduce también en la violencia de género. Lo que es nada más y nada menos, que un elemento más de toda una enorme contradicción de forma de vida con valores y construcciones sobre una feminidad omnipotente que, a su vez, va unida de la mano, por una fuerte tradición de salvar las apariencias ante todo.
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No obstante, una mujer no sólo es madre o hija o hermana, lo mismo que un hombre pero los discursos y todo el conglomerado social acaba reduciendo a la postre las personas a eso, aunque trabajen , estudien, tengan buenos amigos y vecinos, y hagan cosas grandiosas por los otros. Cabe pensar sobre la falta de generosidad fuera de los vínculos sanguíneos.
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El caso de Alba dará más que hablar en el futuro y saldrán más cosas todavía. La vejación de los menores por parte de quien sea es una radiografía muy nítida del conjunto social que lo rodea.
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Mirando la tele, no dejaba de llamarme la atención que su madre tuviera más imagen de un camión que de una persona con un compañero sentimental tan frío como sospechoso de sus bajezas. Bajezas las que ante, la apariencia que, tanto a padres como a madres, la sociedad se descuelga, de buenas a primeras, con los discursos amorosos y en los que , gran parte de ellos son para inhibir las reacciones de los hijos contra los padres o denunciarles...
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...pero cómo hacer cuando apenas son bebés?
Esta pregunta de fatal respuesta, lo sería menos si la estupidez casi religiosa, de culto, a la madre o al padre, se redujeran, puesto que tampoco nada tiene que ver con la afección, no son dioses, son personas.
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Ahora, no recuerdo el nombre de una antropóloga inglesa brillante, ella estudiaba bulimias y anorexias, y empezó a ver a unas madres en Palermo con hijos entre 8 y 11 años. Observaba el escándalo casi teatral para alimentar a los hijos con lo que idnetificó que tenía más que ver con satisfacer un entorno que le exigía reproducir el modelo de feminidad que no fuera d ebruja, puta, si de maddona y tampoco de verge a partir del vínculo alimenticio entre otros..esos niños comían algo más, por cierto. Eso cuando estudio las relaciones de alimentación intrafamiliares salta y salpica toda la sociedad autóctona mediterránea hoy en día.
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Estas barbaridades cometidas contra Alba se cometen más cuando estos cultos sociales al lugar de los padres son incólumes, visto está en la actitud, además de la negligencia funcionarial (algo muy propio de la península), que no deja atravesar el muro del culto a los padres, que no permite una fisura, que siempre acaba siendo ventajosa, esa compactación de la diemsnión simbólica sobre el real resulta muy peligrosa.
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Pero, siempre pasa, que se atraviesa, la realidad es más fuerte, aunque sea con mosntruisidades para mostrárnoslos a todos.
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Entre los cambios que esta sociedad precisa para reducir esta violencia intradoméstica hacen falta reducir esa centralidad, parental y maternal, por la del grupo social. Como corolario, muchos casos tendrían otra forma, favorecería la cohesión social, reduciendo el ostracismo familiar, y contribuiría que en los casos de patología prevenirlos al dejar de considerar dioses a los padres.
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No hay fórmulas, pero sí capacidad de reflexión, y dejar de ser tan religiosos respecto de las relaciones familiares. Otras culturas, no dejan de quererse entre los miembros de una misma familia porque no estén pegamentados, se echen flores todo el tiempo, la madre o el padre sólo y de por vida posean el epicentro de la existencia, al contrario.
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El País
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http://www.elpais.com/articulo/sociedad/nina/torturaba/munecas/elpepusoc/20081213elpepisoc_2/Tes

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