miércoles, 21 de febrero de 2007

Mujeres, existimos?

VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV

Referencias bibliográficas




VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV

LINK art El País 27.02
Igualdad de género, arte, pero cuánto falta seguir haciendo? tanto despliegue de actividades es a su vez indicativo de múltiples análisis.

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Mujeres/hombres/reivindicacion/humor/elpepuespmad/20070227elpmad_10/Tes

VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV










El estado llega a colarse hasta lo más insospechado: las tallas de la ropa. ¿Cuándo un/a ministro/a había decretado una talla de ropa? Sin embargo lo hacían sin palabras. Hasta cuando no había ministros desde los retablos más arcaicos de ángeles y vírgenes orantes pasando por revistas de moda nos fueron indicando qué cuerpos depositarían mayor o menor aceptación social.

En estragos alimentarios hoy el cinturón se cierra tanto para los países pobres como para los ricos de distintas formas. Unos mueren de hambre porque no hay y en los segundos porque se carece de singularidad, entre otras cosas, y lazos sociales alimentados. No sólo se comen proteínas, vitaminas, y sustancias milagrosas… No pueden escapar a la estupidez de la dictadura de la figura. Han perdido la capacidad de distinguirlo con la idea de cuidado del cuerpo, el placer…se acaba encarcelando el cuerpo.

Este artículo de El País comienza con la corrección de un número de talla sobre el discurso ministerial. Tal errata no es más que un lapsus del delirio que atenaza nuestros cuerpos neoliberalizados en sus formas junto a la parodia de crítica a las tallas. Pues como en muchos otros planos, es correcto estar en contra de la anorexia, no obstante, su proliferación no sólo obedece a una sola causa o un factor de de talla. Esta es la resultante de abanicos de estilos de vida en los que la alimentación es una de las puertas de entrada.




Pero, así y todo como debe estar el patio! La oquedad ya no sólo recae en los cuerpos sino en el ser que no puede tomar distancia de tales encorsetamientos que hasta los ministros se nos meten el cuerpo. Así como con el medioambiente, para que se vayan decretando tallas cómo estará el patio!


Cecilia Montero
antropóloga
23.01.07













*******************************************************
Le guide Michelin 2007 distribue ses étoiles, une femme accède à la distinction suprême
LEMONDE.FR avec AFP 21.02.07 08h43 • Mis à jour le 21.02.07 08h47

'édition 2007 du guide Michelin, rendue public mercredi 21 février, consacre cinq nouveaux chefs au sommet de son palmarès, dont Anne-Sophie Pic à Valence (Drôme), qui devient la seule femme trois étoilée de France. Yannick Alléno (Le Meurice, Paris), Frédéric Anton (Le Pré Catelan, Paris), Pascal Barbot (L'Astrance, Paris) et Jacques Lameloise (à Chagny, Saône-et-Loire) décrochent également la distinction suprême.
if (provenance_elt !=-1) {OAS_AD('x40')} else {OAS_AD('Middle')}
Anne-Sophie Pic, 37 ans, issue d'une famille de cuisiniers étoilés, est la quatrième femme à obtenir la distinction après Eugénie Brazier et Marie Bourgeois en 1933, puis Marguerite Bise en 1951. Elle était jusqu'à présent la seule femme doublement étoilée de France, avec Hélène Darroze.
Comme Anne-Sophie Pic, Yannick Alléno, Frédéric Anton et Pascal Barbot, âgés de 34 à 42 ans, appartiennent à la nouvelle génération de chefs. En consacrant le restaurant du dernier, L'Astrance, petit établissement de 25 couverts fonctionnant avec une équipe de 14 personnes, le guide répond indirectement à ses détracteurs qui l'accusent de privilégier trop souvent le luxe et le décorum au détriment de l'assiette. Jacques Lameloise, quant à lui, retrouve à 60 ans la troisième étoile qu'il avait perdue en 2005."TAILLEVENT" ET "LE CINQ" RÉTROGRADÉS
Après avoir déboulonné La Tour d'Argent l'année dernière, le guide a sanctionné une autre institution, le restaurant Taillevent, rétrogradé à deux étoiles après avoir récemment fêté ses soixante ans, dont trente-trois au sommet des trois étoiles. Le Cinq, restaurant de l'hôtel George V à Paris, est lui aussi rétrogradé, au milieu de rumeurs sur le prochain départ de son chef Philippe Legendre.
Trois autres établissements prestigieux ont perdu la totalité de leurs étoiles, pour des raisons "techniques" de changement de statut plus que pour des critères d'excellence gastronomique. L'établissement hivernal de Marc Veyrat à Megève, La Ferme de mon père, vendu tout récemment, perd ses trois étoiles. L'Espérance, le restaurant de Marc Meneau à Saint-Père-sous-Vézelay (Yonne) disparaît lui aussi du palmarès, l'établissement ayant été placé en liquidation judiciaire en janvier. Le Buerehiesel à Strasbourg quitte également le pré carré des trois étoiles. Son chef, Antoine Westermann, a décidé fin 2006 de passer le flambeau à son fils après trente-six ans d'activité.
Au total, le nombre de restaurants trois étoiles reste stable à 26. Le guide recense par ailleurs 65 deux étoiles, dont sept nouveaux, et 436 restaurants une étoile, dont 50 nouveaux. Parmi les nouveaux deux étoiles figure "Joël Robuchon Monte Carlo" qui avait obtenu sa première étoile l'année dernière. Joël Robuchon totalise désormais cinq étoiles sur trois restaurants, mais ne parvient pas à égaliser le palmarès d'Alain Ducasse, qui reste le chef le plus étoilé de France avec neuf étoiles. Le guide doit sortir en librairie le 26 février. OAS_AD('Bottom');


comentario CM





Estoy harta de premios que no se saben porque son. ¿A quién se premia? ¿A la mujer por ser cocinera? ¿A la cocinera por ser mujer? Cuando es un hombre no se alude que sea un hombre...y eso que es Francia!, no quiero pensar en nuestros países hispanohablantes y con sus demás lenguas oficiales ...cada día hay una noticia, si estamos gordas, bellas, intelegentes, agredidas, recauchutadas, etc.etc. Cuanto falta por recorrer, aún prima la inxistencia de la mujer, como Lacan afirma - hay un video al ques e puede acceder en el blog-





















Los tiempos cambian; las parejas, no tanto. El peso de los roles tradicionales de hombres y mujeres actúa todavía como un lastre: dificulta las relaciones de poder en pie de igualdad entre los miembros de la pareja incluso cuando los dos ganan un sueldo. Es una de las conclusiones del libro Una pareja, dos salarios. El dinero y las relaciones de poder en las parejas de doble ingreso, que acaba de publicar el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Su autora es Sandra Demo Moreno, profesora en la Universidad de Oviedo.
La investigación, realizada a partir de entrevistas, señala que el ideal de la pareja simétrica (igualitaria) está en ascenso frente a la tradicional (el hombre aporta el salario y la mujer los cuidados), pero perviven numerosos obstáculos, muchos de ellos culturales, para alcanzar la equiparación de los dos miembros. "El trabajo remunerado de las mujeres y sus ingresos no generan automáticamente un equilibrio entre los dos miembros de la pareja", advierte. Entre otras cosas, porque falta su correlato en casa: el reparto equitativo de las tareas domésticas y de cuidado entre los dos miembros de la pareja. "Las mujeres acceden al trabajo remunerado o al manejo del dinero, pero los hombres no adoptan roles femeninos", señala.
El salario de la mujer suele ser menor y se percibe como un complemento. Y cuando ellas ganan más, se oculta esa diferencia, para no dañar la masculinidad. "El dinero es un elemento que legitima el poder de los varones, no así el de las mujeres". En suma, "hay un ideal igualitario, pero sin que los varones pierdan su preponderancia en el hogar". La autora concluye que "las relaciones de poder y la desigualdad en la pareja tienen un importante coste para las mujeres".
*********************************************************************
Comentarios CM






Sobre los costes de la desigualdad en la pareja

Todavía no he leído el libro que se cita en el texto. De cualquier manera celebro su aparición esté como esté. Por lo menos, más allá de lo usual abre y destapa la manifestación de otros puntos de vista a quien lee el periódico. Sobre todo frente a la cansina queja sin respuesta que existe, en muchos casos, sobre la desavenencia amorosa por el peso de la cotidianeidad, entre otros elementos. Todo ello, además aún, con una densa bruma de prejuicios y confusiones que rodean un sin cambio social palpable al respecto, en numerosos casos y no en disminución por lo visto.

Entre hombres y mujeres se reclaman cambios y reformulaciones de toda índole que atraviesan las clases sociales y relaciones étnicas. Cambios en las responsabilidades, en el amor, el diálogo, el tratamiento y formas de las tareas intradomésticas y extradomésticas
[1], si tomamos en cuenta el curso de la historia.

Cambios que operen en deshacer autoridades e incompetencias de tareas junto a manifestaciones y expresiones para la masculinidad más de índoles autoatribuidas. Porque hoy ya ni siquiera, con las mutaciones sociales no pueden tomarse como culturales únicamente. Sino que esto último, al exponerlo así, puede resultar una forma más de encubrimiento al atribuírselo a la cultura. Hace rato estamos en un huracán de cambios culturales y tecnológicos que se retroalimentan mutuamente de una forma dinámica, constante y continua. Tal vez como nunca antes. Tampoco es la cultura una foto fija.

¿ O es que la desigualdad entre mujeres y hombres es un bastión inalterable o lo convertimos así de lo que llamamos cultura ?

Al leer esta clase de artículos salta a la vista que se buscan cambios en la materialidad de los días que vivimos. Se respira una exigencia en ellos en cuanto a la falta de cambios que ofrezcan cierta fiabilidad en las palabras. Para vislumbrar trayectorias distintas y que resulten al escogerse, tanto para mujeres y hombres, no ser repetitivas de los esquemas de comportamientos que petrifican desigualdades, aún sobre las espaldas de las mujeres, como en el texto se menciona.

Cambios que muestren en la convivencia, en la práctica del día a cada día que cuando intervienen los entretejidos el afecto, el erotismo, la capacidad y las habilidades de rasgo personal, no atenacen las parejas a formatos agobiantes. Pues, curiosamente todos estos ingredientes de la vida en pareja acaban conjugando el bien estar o malestar fundamentalmente y aún los desfases toman una dimensión muy grande.

Actualmente, estos ingredientes se combinan con tintes distintos, muy a pesar de las características con las que la socialización de género ha sido recibida. Por lo que se ven aún en el mundo interno y externo de las parejas con la consecuencia de enfatizados desencuentros entre ambos.

Como es habitual ni una sola pregunta ni una sola respuesta es factible identificar, por eso me interrogo:

¿Qué entendemos hoy por “pareja”? ¿Cuál es el lugar de los sentimientos en correspondencia con las prácticas cotidianas? ¿No nos pesan modelos de otras épocas aún sin elaborar en nombre de un casi video clip de ser la pareja el único lugar para el amor? ¿Las desigualdades como se conducen con los sentimientos? ¿Son siempre desigualdades entre hombres y mujeres la s que operan en el desencuentro? ¿Cómo aceptamos nuestros límites?

Y más preguntas… pero de algo estoy segura que para entenderse con alguien primero hay que asumirse, por eso, no se trata de vestir a los bebés de rosa para que se feminicen, y así sólo creer entendernos únicamente eso, creer. Tal vez no se trata tampoco de que se feminicen sino que los hombres se busquen otros íconos, signos, haceres, emblemas para la masculinidad de los que venían siendo identificables como tales, y recién entonces surjan otras preguntas y respuestas que no tengan que ver con la desigualdad o la pareja. Tienen una tarea pendiente, la pareja es sólo un aspecto más de un abanico de ámbitos distintos, sólo que en ella el lugar de lo privado, lo emocional y lo corporal lo encarna más.

Una lluvia de opiniones, debates, charlas, artículos y libros nos moja a todos, sin excepción con los que algunas y algunos emprendemos cambios. También estudios, actividades divulgadoras como seminarios y conferencias toman buena parte en todo ello con el apoyo de algunas instituciones públicas que las soportan y promueven.

Un viento de opiniones sopla respecto a la igualdad/diferencia entre los miembros en el seno de la vida en pareja respecto de entre ellos y su entorno. Sin embargo, con investigar y nombrar no podemos caer en la infantil fantasía de un cambio de la noche a la mañana. Son sí parte necesaria, son una fase y sólo constituyen el inicio del trabajo para una acción que se dé un punta pié inicial de un cambio. Un cambio que además para ser posible precisa indefectiblemente de la toma de conciencia de las posibilidades y obstáculos que se poseen en lo social y en lo individual. Por el contrario, nos hallaríamos ante un volumen descomunal de palabras bonitas que a la postre resultarían sólo el telón de la perpetuación de lo contrario que ellas mismas predican (y lo que es peor dejando todo como está).

El cotidiano, de buenas a primeras se suele ignorar, ensalzar, padecer, ocultar, en definitiva, claro está incluso desfigurar porque puede resultar un infierno la vida con otro hasta en un castillo de cristal al despertarse cada mañana.

Pesa la existencia , es un desafío para todos nosotros. El día a día, mujeres y hombres, niños y ancianos, inevitablemente desde siempre, y mucho más aún, con las transformaciones sociales actuales. Pues crean y profundizan una brecha cada vez mayor entre pobres y ricos, en la que el medio ambiente le da un enmarque funesto para recorrer las rutinas de la vida.

En nuestra sociedad global cada mujer que sale de una cocina para profesionalizarse entra en ella otra mujer, ahora migrante, que hace su tarea, la que a su vez sostiene otro hogar también con el dinero que envía. Esta mujer, ocupa un lugar crucial en la economía más allá de la familia sino de la globalización.

Las desigualdades tienen muchos vericuetos que hacen que se sigan distintos caminos, a veces insospechados, con los que podemos comprobar que no se resuelven de fondo cuestiones que en apariencia sí, y aún cuando pensamos que las mujeres al salir de casa tenemos los mismos derechos. Es así que los tratamientos a la feminidad y entre la feminidad están a su vez condicionados por todo ello. Son aspectos estructurales difíciles de desenredar hacia la equidad sino se cuenta con políticas institucionales que colaboren en cambios, pero también todos sabemos, que no son suficientes. Hay un lugar en cada uno y en cada una que toca resolverse de manera distinta de acuerdo a la conciencia.

A pesar de que esto último suene a que es irse del tema, nada más lejos. La relación hombre / mujer está inserta en todo ello, no está en el aire o con alfileres como se nos pinta. Es así que parecieran que las paredes de la privacidad del dormitorio se ensancharan o se afinaran como papel dejando traspasar a su interior o no todo el escenario mencionado anteriormente. Con ritmos poco manejables a veces les toca a sus integrantes dirimirse con lo que les llega o acontece de modo repentino o imperceptible cuando la lavadora ha dejado de funcionar, el compañero/a pierde o tiene inconvenientes en el trabajo, salen las primeras canas, esas vacaciones tan esperadas que incluyen una huelga en el aeropuerto, el crío llora por la noche, y algún michelín sobra, porque se desvanece el diálogo y saltan las contradicciones por doquier.

¿Hasta que punto los sentimientos, el deseo y la tolerancia se mantienen? ¿Cómo resulta este conjunto en una sociedad que estimula el narcisismo social?

En todos ellos se derrumban los encantos si una mujer no se hace cargo de lo que tradicionalmente se le adjudicaba fuera cual fuere su lugar esperado. Si no renuncia a sus proyectos personales y si además planta cara negándose a hacer lo que se espera de ella corre riesgos, los tratos se corroen, pero no en una sola dirección.

Por eso, no obstante, estando casi en total acuerdo con el contenido del artículo, a la última afirmación sobre el “coste para las mujeres” quisiera hacerle una salvedad. El alto coste también involucra a los hombres.

Ocurre que muchos no lo han querido o podido asumir todavía, y tal vez en ello encuentren el desafío de la masculinidad nueva.

Un hombre que no sabe lavar un plato, vestir a sus hijos o pensar en la comida más allá del dinero, o que tampoco llega a negociar la convivencia, sino que sólo impone del modo que sea sus deseos y necesidades, exhibe una extrema incapacidad, dependencia como también una virilidad de escaparate hoy en día con los cambios sociales acaecidos. Sin embargo, los hay y muchos.

Una identidad que paradójicamente no podemos llamarla masculinidad porque sólo está dibujada por un soporte biológico que le acaba resultando una prisión a sostener (de lo que tampoco se sabe que se es porque nunca la ha pensado) y sólo ha jugado el escaparate. Tal vez parte de la violencia, erróneamente naturalizada en los hombres, provenga también de ello, no saberse.

De todo ello es que para muchas mujeres ya resulta deserotizante que un hombre desconozca la realización de las tareas intra y extradomésticas como tampoco que no sepa escuchar. Porque escuchar es un acto ligado a al otro, un acto de infinito realismo.

En este sentido concibo el coste de la transformación de la sociedad para hombres y mujeres de igual importancia y dimensión salvo que con rasgos distintos, sino hoy no estaríamos hablando de este tema.

Las mujeres hemos cambiado pero muchísimos hombres están aferrados a un perfil que tampoco les resulta. En esa sujeción se producen y agregan desigualdades. Adicionan problemáticas que podrían ser salvables pero la limitación masculina estriba también en su aferramiento a un modelo perimido por los cambios sociales del presente en los últimos cincuenta años.

Por otro lado, y paralelamente, esa energía depositada en la sujeción del modelo acaba siendo un boomerang que se le dispara desnudando el profundo vacío en el que se halla inmersa la masculinidad de escaparate. Algunos lo enfrentan y se hacen hombres, otros no lo soportan y ya sabemos lo que hacen.

¿Sin embargo, se trata de hacer todos las mismas tareas? O de un reconocimiento e intercambio ? O de una negociación permanente ? O de una capacidad frente a lo distinto para la que aún no nos hemos socializado, sino es más allá de los criterios de autoridad ? Se esconde además en ello la búsqueda de un paraíso? O es también todo esto junto y combinado?¿Cuál es el lugar del estado en todo esto? ¡Cuáles son los ámbitos privados y públicos de la pareja?

Como en un momento de la historia las mujeres trazamos rupturas en la polifonía de la sociedad capitalista y patriarcal, y nos asumimos, ahora es a los hombres de hoy en día que les toca desperezarse de la inercia. Necesitan salir de la posición filial encubierta, a menudo, de la actitud paternal con las oscilaciones entre ambas, reinventarse y entrar en escena renovados, pues es su turno.
CM
Noviembre 2006
[1]
Tareas intradomésticas, las que se desarrollan en el interior de la casa: comida, limpieza, arreglos, cuidados de familiares, sostenimiento de la casa en general. Tareas extradomésticas son las que llamo así porque se desarrollan en el exterior del núcleo doméstico pero con él como fin .Estas son tales como hacer la compra, pagos de facturas, trámites y gestiones públicas, contratación de servicios, etc.





CM nov.2006













































No hay comentarios: