miércoles, 21 de febrero de 2007

Unas líneas sobre "El método"

Sobre“El método”

Comentarios sobre la película “El Método” Grönholm, de M. Piñeyro


Hace tiempo venía llamándome la atención que los temas que predominaran en el cine no incluyeran la sordidez relacional laboral y profesional de la cotidianeidad que hoy nos tocan vivir. Tampoco resulta casual su prolongada ausencia entonces. Con la tímida exposición de la película “El método”Gromholm, se atisba la necesidad creciente de simbolizar aquello que nos está minando a todos ahora en el mundo hispanohablante también.
Sus personajes, cínicos más que repulsivos, desconocen otra forma de lograr una meta sino es con la perversión legitimada. Eso es el método en definitiva.
Cada secuencia, en esa oficina con enormes cristales que traslucen el cielo, nos exponen la puerta del desmonte del reino de la explotación sin piedad. La práctica de la canibalidad: unos con guante fino para cada bocado y otros deshuesando las piezas, en este caso: humanos.
A lo largo de la película estos dos extremos están presentes simultáneamente. Sólo hay que atender los espacios y su imbricada relación. Por supuesto, en todo ello no podían faltar los nuevos roles de las mujeres “exitosas” y arropadas para ello. Los personajes hombres , un capítulo patético entre lo infantil, misógino y sin sentido.
La trama de “El método” pone al descubierto como el sistema a lo largo de la historia se las ingenió para no sólo no cambiar nada, hacernos creer que sí, mientras así solapa la carroña como método de obtención de beneficio en y de las elites y para ellas.
El juego de las apariencias está en su máxima expresión con un fondo de culpabilidad turnada y simulada pero que obedece a la psicopatía. Todo ello sobre un tejido de seres no resueltos y fragmentados que acaban siendo planos al final. Están condenados a draculizar laboral y hasta sexualmente - no es casual la escena del coito en el baño como los equívocos de camisas que son nada menos que una metáfora-. Penden de una confusión perpetua entre seguir viviendo o muriendo así, llegan a hacerlo equivalente…porque de otro modo ya no se sabe, no se siente!
En la calle, abajo la lucha es cuerpo a cuerpo, por un cambio social, el cual los que están arriba mirándola acabarán o no por aceptar ? Sin embargo, les es inevitable ...el lugar es común con respecto a este cruce de espacios conectados que en apariencia no lo están.
El mundo está mal, enfermo, en cama diría Mafalda a lo que una Susanita le respondería que por suerte está lejos el mundo. Todos nos seguiríamos riendo de tales comentarios, sin embargo en la película “El método” las Susanitas, con apenas apariencia mafaldística para encubrirlas, son el modelo social femenino imperante. Seres maltratados y que maltratan, huecas, con risas postizas, miradas huidizas o agresivas, que sólo hacen o deshacen a voluntad de machos.

Hace poco un amigo en una conversa telefónica me decía que después de ver esa película se sentía fatal y que sabía que el mundo estaba así, antes de colgar el teléfono, al escucharle decir que hasta un punto uno elige, eso último me alegró.

CM, nov 2006

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