De acuerdo con el artículo, lo postvacacional no es ningún síndrome. Sólo es una fase en la que la persona necesita reconducir otra vez sus horarios, alimentos, costumbres...Esta costumbre de sindromar cualquier liminaridad, en mi opinión, forma parte de esta confabulación, ya explícita, del consumo.
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Esto de sindromar, en lo lugar de normalizar,es otra forma de infantilizar, desgarrar los rudimentos que alguien se haya construido a su modo para lidiar con el malestar propio y necesario de la vida misma. Y, por otra parte, de domesticar cualquier conflicto laboral, o forma distinta de sentir, pues así todo pasa por el síndrome. No que el jefe sea un desconsiderado, que haya que subir los sueldos, o que la persona se enfrente por primera vez al deseo de un cambio, sea dentro de su esfera laboral, en su vida, comenzar el estudio de algo, enfocar una nueva profesión, etc.
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Todo para que esté bien debe seguir igual, antes y después, qué tedio!!!Qué dictamen!!! Las opciones se reducen sin más al Síndrome Postavacional, como una bolsa de gatos fundiendo todo en ella y sin aclarar nada. De modo que, a la postre nace una depresión, se mantiene socialmente lo que a lo mejor la persona porque en sus vacaciones y con la distancia, a lo mejor, pudo identificar como un cambio necesario para hacer y más asuntos.
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El art. sugiere, además que se observe a las amas de casa, personas también que sus tareas parecieran cambiar sólo de espacio para significar vacaciones. ¿Cómo se sienten? CM
El País
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