Escuchar cuentos es una pasión que desde la infancia fue creciendo por ellos, luego ir más a fondo con las primeras lecturas de ensayo sobre el cuento, la leyenda, la narración, Propp, uno de los primeros en consultar, y hasta el mismo Frazer. Pasaron los años en los que el cuento, como los chistes siempre rondaban. La literatura del Boom latinoamericano lo facilitaba ampliamente. Al dar clases de E/LE veía que hasta con contar Caperucita Roja brindaba una relativa más próxima adquisición de esos tiempos verbales pretéritos en contraste (indefinido/imperfecto) que tantos dolores de cabeza les producen hasta a los alumnos más pintados. Más tarde, en la Zona Andina y en la Amazonía estaba atrapada por ellos, los mitos, cuentos e historias...
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A los humanos nos gusta que nos cuenten cuentos, sean políticos, religiosos, económicos, familiares...
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...en conclusión, qué pena que estos últimos hayan desplazado tanto y ganado lugar a los otros, a los que como esta cuentacuentos nos da sobre una ruptura amorosa, el desgano por comer, el encierro y el abandono...sobre el amor que hace unos días se hablaba que el otro no lo es todo para una...un tema, el amor que los cuentos conforman, transmiten y encienden al ser escuchados...
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