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Resulta indignante que con los problemas que se tienen para que llegue la ayuda a una población, que como bien decía el Informe Semanal, "tenía poco y hoy no tiene nada" hablen de pillaje o saqueos. Es una vergüenza calificar a gente que está aguantando lo que le cayó en desgracia emplear palabras así. En esas ciudades todos necesitan ayuda material y humanitaria, y está llegando.
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Mostraban por la tele un camión de pescado del que la gente cogía desesperada algo para comer. Está bien, qué van a hacer con ese pescado? Quién lo va a comprar? Lo que se debería hacer es repartirlo para que no llgue a ser basura y peste, y lo que es peor tragedia para obtenerlo.
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¿Qué es mejor que se pudra el pescado y que se muera la gente mientras tanto se esperan ayudas? ES ABSURDO!!!
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Las ciudades habrá que hacerlas de nuevo, lo que hay allí o es de todos o no es de nadie!!
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Cualquier persona que está desde el miércoles sin para comer y beber a penas, 200.000 personas sin techo, puede convertirse en un saqueador si hace tres días que siente a sus hijos llorar y con hambre. No se necesitan de presos escapados sean quinientos o mil y dar más miedos. Basta de satanizar a la gente y más en estas situaciones, por favor!!! La presencia del ejército está por muchas más razones. Está bien que ayude, pero a repartir, cuidar y contener no para reprimir a diestra y siniestra.
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Este seísmo le saca la máscara a varios. Lo que resta allí es tan poco hoy es de todos o no es nadie. Que ayuden a distribuirlo mientras llegan las ayudas. El tiempo y la normalización compensará.
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Se precisa partir de lo poco que hay para llegar a alguna parte, eso el tiempo lo recompensará más que un control militar sobre los damnificados, ayudarles.¿ Qué quieren controlar acaso?
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Son ciudades que necesitan ser hechas otra vez. La ayuda que se proporcione debe atenderlo.
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Así como para otros países se realizan viajes de apoyo, a veces mensuales, para estudiantes de distintas profesiones, las zonas de Pisco, Cañete, Chincha, Paracas y los no nombrados, que seguramente están fatal, recibir contingentes de ellos, será imprescindible...pero con la mira a que es la gente de los lugares la que indica que necesita, puede y quiere, apoyándose en sus riquezas intencionalmente ocultadas o desvirtuadas como son su producción y su cultura que se exotiza o descalifican con frecuencia. Estos elementos en estos momentos son los puntos de apoyo de esas zonas sobre los que apoyarse y agarrarse fuerte para remontar, no al modelo neoliberal maquillado y bonito, pero sí hacia unos centros urbanos que atiendan la vida de sus habitantes más adecuadamente.
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Estudié y trabajé en Perú. Allí aprendí a detestar los grandes proyectos de la modernidad en nombre del progreso al constatar que eran demasiados los que quedaban al margen. La naturaleza se hizo oír fuerte esta vez para evitar seguir con los pintarrajeos y planes electoralistas que usan la pobreza para sus mesquinos intereses.
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La gente de esas ciudades está triste y golpeada hoy, por lo que ha atravesado, necesita quietud, comprensión, solidaridad material y personal. Su quietud es un signo maduro para economizar fuerzas para la lucha que les espera, no es resignación. En esa lucha no podemos faltar en los modos que se vayan presentando para la reconstrucción de su vida social y económica día a día. CM
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